En la actividad de los Bodegones (dónde he optado por hacer el mismo desde 4 enfoques diferentes) he usado además del lápiz, carboncillo y tinta.

En cuanto a la parte de Observación:

He de decir que en la elección de cada una de las composiciones que he tratado de plasmar en el papel, la idea ha nacido del mero contraste entre cosas cotidianas de uso muy diferente: botes con comida, juguetes de mi hijo, flexo, taza usada como lapicero o un jarrón con flores, una maceta o un busto de un perro, El por qué, ha sido un poco el azar, en verdad. Aunque sí debo reconocer una cosa: nunca fui del género bodegón. Lo encontraba soso, o sencillo. Con estos primeros pasos he descubierto que es lo opuesto. Que todos los objetos pueden resultar divertidos de dibujar, y que sólo hay que encontrar el desafío y el contraste adecuado.

Creo que de entre todas la pruebas de esta entrega la que más me ha sorprendido por frustrante ha sido la de la Memoria. Por cómo uno cree que recuerda lo que acaba de ver y cómo en realidad el trazo lleva por un camino muy diferente. De la prueba y error se obtienen mejoras cada vez más puntillosas, y he descubierto que en el claroscuro se pulen muchas de esas carencias de un primer dibujo. Es un buen maquillaje, por así decirlo, del nexo mente-mano.

Por otra parte la actividad de Síntesis supuso un paso más allá, aunque he de decir que no del tipo «frustrante» como la anterior, sino que la encontré muy didáctica en cuanto a mejora del dibujo al natural. Va a resultar provechosa para dibujar en la calle (algo que a priori me produce cierta barrera de entrada, `pues siento «presión» ante ese paso). Por ello el componer cada vez más rápido el desglose geométrico de una composición cualquiera, ha resultado muy enriquecedor.

Con lo que verdaderamente he disfrutado ha sido con la parte final. El experimentar una misma composición para los bodegones finales (sin duda configurada por los tres objetos que más me han llamado la atención estéticamente mezclados entre sí) me ha resultado muy divertido. Enfocar un mismo dibujo pero desde tres técnicas diferentes (desde sacar la profundidad con el claroscuro, hasta hacer un negativo de ese dibujo, y el ver cómo el trazo del carboncillo o éste mezclado con tinta, son tan diferentes, ha sido sin duda algo muy satisfactorio.

El claroscuro fue la calma. Sacar las texturas con capas diferentes de sombreado, y con la goma, han sido la meticulosidad.

El carboncillo es lo espontáneo. El dejarse llevar. El trazo infantil. El tratar de sacar algo con cortes rápidos de muñeca.

Mientras tanto la tinta sí que me cuesta algo más. Tengo tinta en bolígrafo pero debo probar con tinta en sanguina. Quizá sea más espontánea, más azarosa, más amplia. Con este bolígrafo tengo la impresión de rellenar color, y no me ha gustado. Busco una composición más flexible cuando piensa en tinta, más moldeable y ver a dónde te lleva el surco de tinta, y obviamente no creo haberlo conseguido.

El sacar la forma del negativo de la composición me ha sorprendido por la belleza del resultado final. La dificultad de la mente para interpretar el vaciado de los espacios más pequeños, pero sobre todo algo diferente a lo demás. Creo que se pueden hacer cosas muy diferentes con ello. Experimentaré más este camino.

Por último quise mezclar todos los materiales, con un un bodegón final que aunase todo, son fijarme demasiado en perfiles o contornos. Quizá no fuese el resultado que más me satisfizo, pero me divertí en su ejecución. Era un desafío y cambio constante ver cada material cómo podía convertirse en algo diferente aplicando una capa de otro distinto.